La clásica de la bici en Picos de Europa

Vuelta en BTT al macizo de Ándara

Las posibilidades de encontrar rutas de bicicleta de montaña en Picos de Europa son mayores en los valles periféricos que en los propios macizos de los Picos de Europa, aunque no se puede negar que dentro de estas montañas hay caminos y pistas mineras susceptibles de ser recorridos.

Autor: Víctor Guerra | No hay comentarios |
La Gran Vuelta al macizo Oriental o de Ándara es una fe las grandes clásicas de BTT en Picos de Europa.
La Gran Vuelta al macizo Oriental o de Ándara es una fe las grandes clásicas de BTT en Picos de Europa.

Si este paraíso no puede ser explotado en toda su dimensión por la comunidad ciclobiker es debido a que los Picos de Europa son un Parque Nacional, y como tal tiene limitaciones a la hora de rodar por sus caminos. Según el Plan rector de Uso y Gestión del Parque Nacional, la práctica de la BTT queda limitada a las pistas autorizadas para uso de los taxis todo terreno que operan en la zona. Esto deja fuera muchas pistas mineras, caminos y sendas ganaderas, incluso aquellas marcadas como senderos de pequeño recorrido o senderos oficiales del parque nacional.

Entre todos los valles de Picos de Europa, el de Liébana es el más favorable para la práctica del cicloturismo de montaña por sus características, y por la presencia del teleférico que permite ahorrarse un buen puñado de metros de desnivel.

Entre las rutas susceptibles de ser realizadas por un amplio espectro de usuarios con cierta experiencia, y que resultan rutas duras pero disfrutonas, ganándose la categoría de ruta estrella o ruta clásica sobresale la que partiendo de la estación superior del teleférico (El Cable) recorre la canal del Duje y rodea el macizo de Andara por Beges para terminar en Potes, capital de Liébana.

A bordo del teleférico

El teleférico de Fuente Dé permite transportar bicicletas en los primeros viajes, y esto permite quitarnos de un plumazo casi mil metros de desnivel que habría que superar por la pista que parte de Espinama hacia los prados de Áliva con rampas del 25 por ciento. La alternativa del teleférico es genial para que los aficionados menos fuertes puedan afrontar esta importante travesía.

La salida desde El Cable, como se conoce a la estación superior del teleférico, no tiene pérdida pues no hay más que una pista que va hacia la Horcadina de Covarrobles, señalizada como PR-PNPE 24.

Al llegar al desvío de la Horcadina de Covarrobles, abandonamos el ramal que va hacia Cabaña Verónica, y seguimos de frente hasta dar vuelta a la Aguja de Tajahierro. En el collado Juan Toribio se nos abre a nuestra vista el gran valle de Áliva con el macizo Oriental como horizonte.

Ante nosotros tenemos una bajada impresionante por la base de Peña Vieja. La primera parte es muy pedregosa, pero el firme va mejorando a medida que nos acercamos al Chalet Real, construido en 1912 por la Real Compañía Asturiana de Minas. Concluimos este primer tramo a la puerta del Hotel-refugio de Aliva, y su bifurcación de caminos.

En este punto nuestra travesía vira al norte para enfrentar otro gran tramo de bajada por la llamada Llomba del Toro, que no es otra cosa que el cordal de la morrena central del valle de Áliva. A nuestra izquierda, bajo la Sierra de Juan de la Cuadra, se hallan las abandonadas minas de Las Mánforas, donde se extraía la apreciada blenda acaramelada de Picos. A la derecha Campo Menor con la capilla de la Santuca de Áliva.

La bajada es en algunos tramos impresionante, y exige atención y precaución, pues las bicicletas alcanzan mucha velocidad a medida que nos vamos acercando al Castillo de la Llomba (La Piedrona). Desde aquí se hace otra bajada hasta el límite provincial, la portilla de La Raya, antes de acometer el último tramo de descenso hasta las Vegas de Sotres por la garganta del Duje.

La ruta entra en un tramo plano de buen firme en el que nos podemos relajar después de la tensión de la bajada. El “paseo” concluye a la altura de los invernales de Cabao, donde hay que enfrentarse a un importante repecho que concluye en la carretera de Sotres, que tomamos en sentido ascendente hasta la aldea asturiana, un punto neurálgico para reponer fuerzas.

De Sotres se sale por una carretera muy empinada hasta los Invernales de La Caballar, en el que es obligatorio detenerse para recobrar el resuello y admirar las bellas vistas de las praderías de Pandébano, Peña Maín y parte del macizo Central.

Seguimos por carretera rumbo este, con pendientes más suaves hacia el Hoyo del Tejo. La carretera continúa hacia Tresviso pero la abandonamos para seguir por una pista descendente que comienza en el aparcamiento y que se dirige a la aldea cántabra de Bejes. No hay riesgo de confundirse con la pista que sube hacia el refugio de Ándara.

Este tramo es de los más bonitos y tranquilos que hay en los Picos de Europa. Tras un primer tramo en bajada que termina en la Vega del Tronco, la pista minera, hoy muy mejorada, llanea por el hayedo de Valdediezma.

Las vistas sobre Tresviso y las vertiginosas laderas que bajan desde el Canto del Calabrero hacia Canal Negra hacen de la excursión una delicia. A medida que avanzamos el valle se abre pudiendo ver bajo nosotros las majadas de La Cerezal y de la Llama.

Vieja pista minera

El cruce del Monte la Llama, sin perder un ápice de altura nos coloca ante un significativo desvío, que permite cerrar otra ruta ciclobiker, el bucle Sotres- Vau de los Lobos-Casetón de Ándara-Sotres.

El Vau de los Lobos, con su característico pilón, marca el comienzo de otro tramo de la ruta, que circula por la vieja pista minera sin variar el desnivel hasta el Salto de la Cabra. Al fondo se contempla el Cañón del Urdón, y la bajada del Balcón de Pilatos que une las aldeas de Tresviso y Urdón.

Iniciamos el descenso por los Hornos del Doblillo, lugar donde se “tostaba” el mineral extraído para reducirlo de peso y bajarlo por Bejes a la Hermida donde se cargaba en barcazas que bajaban Deva abajo hasta la costa.

Antiguamente la bajada era temible, pues son unos seis kilómetros en los que se pierden unos 400 metros de desnivel, pero ahora la cosa es más sencilla porque la pista está hormigonada en los tramos más pendientes.

Después de Bejes nos espera la gran “chincheta” de la ruta, pues hay que ganar el collado de Pelea y recuperar los 400 metros que descendimos. Para ello abandonamos la carretera de La Hermida en el puente de Llambre, y nos enfrentamos a la pista que en apenas ¡tres kilómetros! gana esos centenares de metros de desnivel con repechos que obliga a la mayoría de los ciclistas a bajarse de las trotonas.

Ganado el collado de Pelea ya sólo queda dejarse caer hasta la aldea de Cabañes, y de ahí encarar el trecho final hasta Potes. Para llegar a la capital lebaniega tenemos dos opciones: bajar hasta la carretera N-621 por Pembes o ir por los caminos que desde Cabañes van a Pembes, y por el GR 71 bajar al Valle de Cillórigo, y ya el propio sendero nos lleva sin problemas hasta el final de la etapa en Potes.

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