En estos veinte años, la Fundación de Ferrocarriles Españoles, institución que dirige el programa, ha conseguido con ayuda de administraciones públicas de todos los niveles, recuperar y poner a disposición de los ciudadanos dos mil kilómetros de vías verdes, una empresa que ha sido reconocida por las instituciones internacionales, incluida la propia Organización de las Naciones Unidas que ha premiado el programa en repetidas ocasiones.
El monográfico «20 años de Vías Verdes» arranca con un reportaje en el que se cuenta el origen y desarrollo de este programa y que incluye media docena de testimonios de otros tantos usuarios habituales de estos «caminos», así como una corta reflexión de la directora del programa, Carmen Aycart, sobre el futuro de estas actuaciones, un futuro que los recortes que afectan a toda la sociedad española, ha puesto más difícil que nunca.
A continuación se describen una decena de vías verdes, seleccionadas por distintos motivos: longitud, historia, modelo de explotación turística, por alguna singularidad, etcétera. Cabe destacar que todas las vías verdes que se publican salvo dos, han sido recorridas por el redactor jefe de Grandes Espacios, por lo que la información que se ofrece se podría decir que es de primera mano. Y, naturalmente, siempre con fotos excelentes, convencidos de que el primer golpe de vista es de una importancia vital para despertar el deseo de conocer personalmente la ruta descrita.
En este mismo número se publica también un amplio reportaje de la Ispo de Múnich, la feria de material de montaña y deportes en naturaleza más importante del mundo, a la que acudió un equipo de la editorial Desnivel. También se publica un vistoso reportaje con las fotografías ganadoras del último Memorial María Luisa de Fotografía de Montaña, el concurso fotográfico de tema montañero más importante de nuestro país.
Finalmente, se pasa revista a un novedoso «producto» turístico presentado recientemente por Turgalicia: «Bosques de Galicia»; un producto con el que las autoridades turísticas de Galicia quieren transmitir la riqueza natural y cultural que contienen sus bosques.
Editorial
Las vías verdes no están en crisis por Dioni Serrano
En el pasado Fitur se celebró un acto para conmemorar el vigésimo aniversario del Programa Vías Verdes. Hablaron el subsecretario del Ministerio de Fomento, Mario Garcés, el director gerente de la FFE, Juan Pedro Pastor, la directora general de Desarrollo Rural y Política Forestal del Ministerio de Agricultura y Medio Ambiente, Begoña Nieto, y el director general de turismo de la Comisión Europea, Pedro Ortún. Pesos pesados.
También intervino la directora del Programa Vías Verdes, Carmen Aycart. Carmen, que está montada en este tren desde que salió de la estación, se mostró optimista ante el futuro de las vías verdes, porque –aseguró– éstas están creando riqueza y empleo, y crearán aún más si se refuerza su promoción turística. Carmen apuntaló su discurso con estos datos: 100.000 usuarios en las vías verdes de la Sierra y Noroeste; más de 200.000 en la cordobesa Vía Verde de la Subbética, y hasta 1.500.000 usuarios en las vías verdes de Girona.
Días después, la Fundación de Ferrocarriles Españoles emitió un comunicado desmintiendo informaciones aparecidas en algunos medios en el sentido de que las vías verdes estaban en crisis. La FFE fue categórica: “Las Vías Verdes gozan de buena salud y siguen creciendo”. Nosotros lo creemos y así lo demostramos día a día publicando aquí y en nuestra web las novedades que se producen en este terreno; si bien la mejor demostración es esta revista que ahora tienes en tus manos.
Nosotros creemos a pie juntillas en el futuro de las vías verdes; y lo creemos porque nos gustan; y no gustan porque conocemos muchas de ellas y hemos comprobado a pie de obra que las vías verdes (algunas), además de un fabuloso recurso educativo, representan una interesante fuente de ingresos para los municipios que atraviesan. No se puede esperar de ellas “pelotazos económicos”, no. Nunca supondrán una riada de euros, pero sí un goteo continuo que podría crecer de forma notable si las instituciones y, sobre todo, las empresas vinculadas a ellas las promocionaran de verdad y no sólo de boquilla.
Este número nos deja un sabor agridulce. Dulce porque hablar de vías verdes siempre es agradable y evocador. Agrio porque descubrimos lo poco que instituciones y empresas están por la labor de hacer la promoción a la que se refería Carmen Aycart. Estas últimas, en particular, deberían ir pensando en devolver un poco a la sociedad y los medios lo que la sociedad y los medios les han dado invirtiendo e informando de esas vías que hoy son su negocio. Y que me perdonen las víctimas de la generalización.