El pasado 14 de febrero, Yann Borgnet (23 años) y Yoann Joly (21) se ponían en marcha en su Alpine Line Project, escalando el Monte Cinto en Córcega. Inspirados por el Voyage Alpine de Patrick Bérhault, han dedicado 165 días a recorrer la cordillera de los Alpes de extremo a extremo, pasando por 5 países y dejando atrás 1.500 km sin medios motorizados y escalando 25 cumbres principales.
El pasado 23 de julio llegaban a su destino final, la cima del Triglav (2.864 m) y daban por concluida su aventura, que los ha llevado a compartir ascensiones en Francia, Italia, Suiza, Austria y Eslovenia. Lo anunciaban de esta manera en la página de Facebook de su aventura:
¡Está hecho! Hemos puesto un punto final al Alpine Line con la ascensión del Triglav. Un momento bonito compartido en familia, como han sido todos estos encuentros a lo largo de nuestro camino. ¡Gracias a todos los que habéis hecho este viaje tan rico y precioso!
Ahora, a dos pasos de casa, no es fácil recordar de golpe estos 165 días de aventura , todos estos momentos mezcla de intensas alegrías, certezas, dudas, incertidumbres y momentos menos evidentes!
Ahora, Yoann regresa a Francia para operarse de la espalda (¡nada grave!) y después partir a Finlandia para seis meses. En cuanto a Yann, vuelve a subirse a la bici para otro proyecto: la Travesía Cassin.
Y es que la bicicleta ha sido uno de los medios no motorizados que han empleado Yann Borgnet y Yoann Joly para cubrir los espacios de transición entre los picos que han escalado. También han viajado en velero (de Córcega al continente), a pie y en parapente.
Vías históricas y paredes emblemáticas
Por el camino, han escalado vías históricas en algunas de las paredes y montañas más emblemáticas de los Alpes. Empezaron a finales de invierno en el sur de Francia y la primavera les pilló en el macizo de Les Écrins, donde escalaron el Goulotte Bérhault de su ‘maestro’ al Mont Pelvoux (3.946 m).
Han pasado por multitud de escenarios míticos, como el Mont Blanc (4.807 m), que ascendieron realizando la travesía integral Miage-Bionnassay-Mont Blanc. O el Cervino (4.478 m), que escalaron desde Val d’Aosta por la vía Padre Pio prega per tutti noi (6c+, 700 m).
Subieron otros cuatromiles en los Alpes suizos, como el Aletschhorn (4.193 m) o el Finsteraarhorn (4.274 m), que enlazaron con un vuelo en parapente desde el Oberaarhorn (3.629 m). Ascendieron el Piz Badile (3.308 m), una de las seis grandes caras norte de los Alpes, y continuaron hasta el Piz Cengalo (3.369 m); y realizaron la travesía del Piz Roseg (3.937 m) al Piz Bernina (4.049 m)
En Dolomitas, escalaban a pocos días del final de su periplo la Via dell’Ideale (1964), la primera que se abrió en la Punta d’Ombretta de la Marmolada. También hicieron la vía Carlesso (1934) a la Torre Trieste, la Supermatita (ED+, 1.200 m) al Sass Maor y el diedro Phillipp-Flamm (ED, 1.050 m) al Civetta.
En definitiva, una aventura en mayúsculas, en la que han ido contando con la compañía de amigos, alpinistas y escaladores a lo largo de sus andanzas, algunos tan ilustres como Patrick Gabarrou.
