MADRID

Camino Natural del Lozoya

Un arboreto con árboles exóticos, un yacimiento paleontológico de hace 40.000 años, unas piscinas naturales ideales para el baño, un manso embalse, caballos que se dejan acariciar al otro lado de la valla, una tienda que vende unos chocolates riquísimos… Todos estos «incentivos infantiles» jalonan el Camino Natural que recorre de punta a punta el valle de Lozoya, el llamado Valle de la Paz , un rincón paradisiaco de la Sierra de Guadarrama y a sólo hora y media de Madrid.

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Peñalara y Cabezas de Hierro desde el tramo del Embalse de Pinilla en el Camino Natural de Lozoya  (DIONI SERRANO)
Peñalara y Cabezas de Hierro desde el tramo del Embalse de Pinilla en el Camino Natural de Lozoya

El Camino Natural fue inaugurado en el año 2010 y se ha convertido –al menos en los veinte kilómetros de su extremo oeste– en una ruta muy popular entre los excursionistas y ciclistas de Madrid y Segovia. El motivo es evidente: el poste del kilómetro cero del Camino Natural se levanta en un lugar en el que se reúnen el monasterio de El Paular, el puente medieval del Perdón y el arboreto Giner de los Ríos.

Contar sus atractivos necesitaría muchas páginas. En sus primeros metros, el camino corre paralelo al río Lozoya atravesando el pintoresco Bosque Finlandés. Poco después atraviesa la localidad serrana de Rascafría y desemboca en la antigua vía pecuaria que lleva a Oteruelo del Valle. En Oteruelo arranca un ramal secundario del Camino que conduce a la ermita de Santa Ana, mientras el principal continúa hacia Alameda del Valle y Pinilla, pintoresca localidad a la orilla del embalse del mismo nombre.

En Pinilla comienza otros de los ramales secundarios del camino y que, como el anterior, lleva a una ermita, ésta llamada de La Concepción. Al otro lado del embalse se encuentra el Valle de los Neandertales, un conjunto de siete yacimientos paleontológicos con restos pertenecientes a un periodo que abarca entre 300.000 y 40.000 años antes de la actualidad.

Imprescindible visitarlo “Atrapado” entre el embalse y la M-604 el Camino Natural alcanza Lozoya del Valle atravesando un umbroso pasillo de centenarios robles y continúa bordeando las aguas hasta la presa. En una pequeña subida que precede a ésta es de rigor detenerse y volver la vista atrás para capturar una de las estampas más bellas del valle: el macizo de Peñalara reflejándose en las tranquilas aguas del embalse. El camino deja atrás la presa e inicia un tramo solitario.

Tras una fuerte bajada salva el río por el puente medieval de Canto o del Congosto. Bajo su único arco, el agua “aprisionada” entre las rocas ruge y se espuma. Comienza aquí otro tramo inolvidable, sobre todo en otoño, ya que el camino serpentea entre robles de todas las edades ajustándose a la solana. De frente la mirada abarca todo el valle del Lozoya hasta su final y más allá, hasta la vecina sierra de Ayllón. Poco después de cruzar el antiguo puente de Matafrailes arranca el penúltimo ramal secundario del Camino que llega a la localidad de Canencia.

La senda principal prosigue hacia el este rumbo a Garganta de los Montes. Un nuevo ramal permite visitar la ermita de los Prados y el principal encara la cuesta arriba más potente de todo el camino siguiendo el Cordel de Lozoyuela, llega a un collado y comienza un descenso igual de vertiginoso, hacia El Cuadrón donde concluye.

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