Castellón

Salt del Cavall, en la comarca de Alcalatén

El Salt del Cavall es una gigantesca hendidura de más de doscientos metros de anchura y setenta de altura abierta en los montes de la comarca de alcalatén. Dicho así suena más bien frío, pero no conozco a nadie que lo haya visitado y quedara indiferente.

Autor: Ximo Pérez | No hay comentarios |
Salt del Cavall
Salt del Cavall

Situado entre los términos de Alcora y Lucena del Cid, pero ya en territorio turolense, visto de lejos, el Salt del Caballo da la impresión de que alguna fuerza descomunal ha dado un tajo a la montaña y se ha llevado el trozo. El fondo del Sato del Caball, o Salt del Cavall, está recorrido por el lecho seco del río Caballo, «afluente» del Mijares.

El barranco debe su nombre a una leyenda que tiene como protagonista a Santiago Mataoros (leyenda que se repite en otros lugares de España siempre asociada a gargantas similares). Dice la leyenda que siendo Santiago acorralado por una hueste sarracena contra el precipicio, picó espuelas a su corcel y este dio un portentoso salto hasta el otro lado dejando al moro perplejo, boquiabierto y con os palmos de narices. Como prueba del prodigio, en la roca del borde quedaron grabadas las herraduras del caballo, magnífico animal capaz de salvar los setenta metros que separan los labios de la gigantesca grieta.

Primera impresión

El lecho de barranco es transitable, per nuestro objetivo no es este, sino las míticas huellas del caballo, y para ello, no tendremos más remedio que subir a lo más alto.

El terreno por el que nos moveremos está muy castigado por los incendios y la erosión. La primera impresión que recibirá el viajero es de tristeza y desamparo, mas las rocas poderosas que sobresalen aquí y allá, dan al paisaje una espartana belleza.

El terreno cuajado de matorral y flores silvestres, es reino de zorros y jabalíes. Y en el cielo, multitud de pajarillos que huye de halcones y cernícalos. De trecho en trecho una masía arruinad, testigo de un pasado no muy lejano pero muy diferente a los tiempos que corren.

Agradable paseo

Podríamos comenzar a caminar en la propia Alcora, pero teniendo en cuenta que los primeros kilómetros transcurren por la carretera comarcal CV-192, sugerimos llegar en automóvil hasta la aldea de Araya, solo a seis kilómetros. No nos costará encontrar la pista que une esta aldea con el pueblo e Lucena del Cid, y que guiará buena parte de nuestro viaje al Salto del Caballo. La pista es cómoda y convierte a la excursión en un agradable paseo en el que la fatiga no nos impedirá conversar. Siguiendo el suave y ondulado perfil de las colinas bajas que rodean la aldea comenzamos el camino entre bancales de frutales y hortalizas. En breve llegaremos al Mas del Rogle. Apena ver cómo se arruinan estas rústicas construcciones.

Llevaremos caminando unos cuarenta minutos cuando encontremos una bifurcación. Tomamos el ramal de la izquierda que en breve se convierte en una senda que asciende serpenteando hasta el borde del precipicio. Pero antes de llegar encontraremos a la vera del camino un curioso agujero: es la boca de una antigua mina de hierro, como atestigua el mineral rojizo amontonado a un lado. Un poco más arriba encontraremos otro edificio en ruinas: es la casa de la Mina. Las ruinas señalan el punto en el que debemos abandonar la senda y tomar otra casi desaparecida que atraviesa un pintar al borde mismo del Salt del Cavall.

El silencio se adueña del paisaje. El tenue susurro del viento en los pinos que coronan el desfiladero habla directamente al corazón. Es el momento de cerrar los ojos y descansar.

En la ascensión demos observado, a lo lejos, la frenética y contaminante actividad que reina en e llano, –fábricas con chimeneas humeantes– y una nube de polvo coronando el valle donde se asienta la población. Aquí arriba nada de eso se siente, la distancia lo amortigua. Me tumbo e nuevo sobre la roca y cierro los ojos. Este es mi refugio.

Masas abandonadas y sendas medio perdidas. Paredes que se caen y e lento pero firme avance de la Naturaleza para recobrar una vez más, lo que es y ha sido siempre lo suyo. Echo un último vistazo al abismo… y suspiro. Es hora de regresar.

Guía práctica

Situación: comarca de Alcalatén, en el centro de la provincia de Castellón.

Cómo llegar: desde Castellóon por la CV-16 hasta Alcora y después por la CV-191 y CV-192 hasta Araya.

Desnivel: 250 m

Cartogafía: hoja 615 del SGE, escala 1:50.000.

Aojamiento: hostal Alcora, tel: 964 362 428

Información: Patronato Provincial de Turismo, tel: 964 359 883; Ayuntamiento, tel: 964 360 002

Qué ver: Alcora es origen destacado de la industria castellonense desde que en 1727 el conde de Aranda instaló su Real Fábrica de Loza y Porcelana. Toda la historia de esta industria s puede ver en el Museo de la Cerámica, en el histórico barrio de La Sangre. Tel: 964 362 368. También merecen una visita el antiguo ayuntamiento, hoy convertido en Casa de la Música, el castillo de Acalatén, en reconstrucción, y la aledaña ermita del Salvador.

Sugerencia: podemos disfrutar de un fenomenal fin de semana senderista si en vez de regresar a Araya continuamos por la pista principal hasta Lucena del Cid, localidad denominada la Perla de la montaña por el entorno en el que está enclavada. Lucerna tiene además un casco medieval sobresaliente y una buena oferta de alojamientos (hoteles El Prat y Lucerna, telf: 964 380 203 y 964 381 064; y albergue Ma de Madalena, telf: 964 766 976). Al día siguiente solo hay que regresar por el camino conocido.

 

 

 

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