Accidente en escalada en hielo

Luxación de hombro durante una caída en escalada en hielo

Nueva entrada en la sección «Análisis de accidentes» en la que el Comité de Seguridad de la FEDME analiza una caída durante una escalada en hielo que le provocó al escalador la luxación de un hombro al trabársele el brazo en la cinta extensible antipérdida de los piolets.


FEDME. Comité de seguridad | No hay comentarios |

El accidente tuvo lugar en el Circo de Becedas o de Peña Negra, situado en el extremo norte de la Sierra de Béjar, al que se puede acceder desde la estación Invernal de La Covatilla (Salamanca).

Era un día completamente despejado y unos -10 °C a las 7:30 AM, en la zona de escalada. Había estado haciendo temperaturas algo altas días atrás y hubo una bajada brusca de temperatura en los dos días previos al accidente.

Los implicados son tres amigos con experiencia en montaña que practican la escalada en roca y en hielo, y en general el alpinismo, con edades entre los 38 y 40 años. Se pueden considerar montañeros completos y con experiencia.

RELATO DE LOS HECHOS POR EL ACCIDENTADO:

Un 23 de febrero nos fuimos mis compañeros y yo por la tarde hacia Béjar, donde alquilamos una casa para dormir y poder descansar. A la mañana siguiente madrugamos y nos dirigimos hacia la estación de esquí de la Covatilla, donde dejamos el coche entre las 7:00-7:30 de la mañana, con una temperatura rondando los 10 bajo cero, según indica el termómetro del vehículo.

Desde aquí, ya caminando, nos dirigimos hacia el circo de Becedas. Durante la aproximación comprobamos visualmente que las cascadas de hielo de la escuela y el churro tenían poco hielo, estaban ya en retroceso por las temperaturas algo altas de la semana anterior, algo más cálidas que las de la primera quincena de febrero y enero.

Desde allí, pudimos observar que en la parte alta del circo había varias cascadas de hielo formadas y corredores con posibilidades, así que nos dirigimos hacia el escalón más alto. No necesitamos crampones en todo el trayecto porque el día anterior habían caído unos 10 o 15 cm de nieve nueva. La aproximación era cómoda y segura sin crampones.

Una vez elegida la zona de escalada, a pie de cascada elegida, empezamos a pertrecharnos con todo el material. Revisamos el estado del hielo picando con el piolet para ver su estado, comprobamos que había una pequeña capa de unos cinco centímetros de hielo “podrido” (frágil y quebradizo) que estallaba al clavar el piolet, estaba pegado a un hielo más dúctil y homogéneo por debajo ideal para clavar piolet y crampones.

También pudimos comprobar que esta situación de hielo se repetía sobre toda la superficie de las diferentes cascadas, seguramente fruto de la subida de temperaturas de la semana anterior, del sol que ya empezaba a pegar más verticalmente a las cascadas en las fechas que estábamos, y el rehielo de la noche.

Sin más dilaciones, me dispuse a empezar a escalar. Mis compañeros me propusieron hacer una cascada de la derecha más sencilla para calentar, pero yo decidí meterme en la más vertical. Pensé que, como en la parte superior le empezaba a dar un poco el sol, podría darse la posibilidad de que se calentara el hielo y si la dejaba para más tarde el hielo estuviera en peores condiciones y perdiera la oportunidad de hacerla. Así que, sin calentar, me metí en la cascada más vertical de la zona.

Iba progresando y asegurándome con tornillos de hielo. Cada vez que quería meter un tornillo tenía que limpiar la capa superficial para encontrar la zona de hielo más profunda, donde estos entraban perfectamente. Durante toda la progresión, cada vez que intentaba clavar el piolet para progresar saltaban cascotes de hielo, hasta mi compañero que me aseguraba tuvo que apartarse para que la “granizada” artificial no le afectara.

Ya en la parte más alta de la cascada, durante el lance de clavar el piolet derecho, el piolet del brazo izquierdo del que estaba agarrado para sostener verticalmente mi cuerpo se suelta de su emplazamiento, la placa de hielo donde estaba clavado se despega de la parte más profunda provocando mi desequilibrio y mi caída.

El piolet derecho, que ya se había clavado a la vez que el izquierdo saltaba, se queda enganchado al hielo por la inercia que llevaba y se me escapa de la mano. Sigo cayendo mientras que la cinta antipérdida que llevo anclada de mis piolets a mi arnés se tensa, a la vez que mi brazo derecho se queda entre la cinta en tensión y la pared helada que intentaba escalar. Esto provoca que me quede trabado por unos microsegundos y ocasiona la rotación hacia la izquierda de mi cuerpo mientras caigo, provocando la luxación de mi hombro.

A continuación, la fuerza provocada por la caída arranca el piolet derecho, al quedar colgado de él por mi cinta. El piolet me cae encima y me atraviesa el dedo corazón de la mano derecha.

Afortunadamente, los tornillos aguantaron bien la caída y mis compañeros me descuelgan a la base de la cascada, me ayudan a incorporarme y me colocan sentado al sol. Llaman al 112 y le ponen en contacto con el servicio de emergencias de montaña de Castilla y León, dando las coordenadas para su aproximación.

Debido a los gritos y mis constantes quejas de dolor, me dan un Nolotil que llevábamos en el botiquín; a continuación, ponen entre mi cuerpo y el frío suelo una manta térmica para intentar aislarme de este mientras permanezco en espera sentado.

También me cubren cuerpo y piernas con varias chaquetas de plumas porque empezaba a tiritar mucho, tenía una mezcla de frío y dolor.

Al cabo de cuarenta y cinco minutos aparece el helicóptero de emergencias y descienden dos miembros de rescate, el enfermero me pinchó Fentanilo y me izaron en la grúa del helicóptero.
Mis compañeros vinieron a recogerme después al hospital de Salamanca.

Ya en el hospital, más calmado, empecé a digerir lo que me había pasado de forma más racional, no podía dejar de pensar en las consecuencias de un accidente más allá de la propia lesión física que tenía.

Pensaba en mi mujer, que estaba embarazada de siete meses y medio, en el shock que tendría al enterarse de que había tenido un accidente.

Sabía que una caída en escalada de hielo puede tener consecuencias mucho peores de las que yo estaba sufriendo, pero ahora comprendía que las consecuencias podían ir más allá, no podía quitarme de la cabeza cómo recibiría mi mujer la noticia, así como la posibilidad de haber muerto y que mi hija no me hubiera conocido.

Me entró un sentimiento de culpabilidad muy alto, de no haber parado el ritmo de mi actividad montañero de más riesgo durante un tiempo. Mis amigos de escalada, que ya me acompañaban en el hospital, no paraban de animarme y darme conversación, viéndome tan hundido psicológicamente.

Reflexiones sobre el accidente por parte del accidentado

Creo que las cintas antipérdida para piolets en escalada en hielo pueden tener un efecto negativo superior a su principal beneficio, que es no perderlos ante un lance como este. Quizás habría que debatir cuándo es necesario llevar las cintas anti pérdida y cuando es mejor no llevarlas.

El hielo estaba en superficie algo podrido (frágil), debería haber sido más conservador y empezar escalando algo más sencillo para acomodarme al estado del hielo, y no haber intentado hacer una vía tan ajustada a mi nivel. Quizás, dado el estado del hielo, no era el día para intentar superar nuestros límites (pero aquí está mi ego y vanidad).

Este accidente me ha hecho comprender que en la ecuación de decidir hasta qué nivel de riesgo debo asumir debo incluir mi responsabilidad como miembro de mi familia.

Me he dado cuenta a partir de este acontecimiento la importancia de la familia, quizá la temporada de hielo que estaba siendo tan buena me obsesionó, estas temporadas de buen hielo son cada vez más difíciles de encontrar y puse por encima de todo su aprovechamiento que proteger mejor mi integridad física para estar al lado de mi mujer embarazada de siete meses y medio.

Rescate de un accidentado en Becedas, por parte del servicio de rescate de Castilla y León.
Rescate de un accidentado en Becedas, por parte del servicio de rescate de Castilla y León.

Análisis causal del accidente por parte del Comité de Seguridad de la FEDME

Si hay algo que saben todos los escaladores en hielo que practican esta actividad en el medio natural es que caerse no es una buena idea. El lema es proteger los pasos lo mejor posible, pero no te caigas.

Nos esforzamos en colocar los mejores seguros como son tornillos y otras soluciones para no dar con nuestros huesos al suelo. Pero volar con dos piolets en las manos, cuando están unidos a nosotros con cintas (dragoneras o cintas extensibles antipérdida) y con crampones afilados sujetos a nuestros pies que pueden engancharse, mientras caemos al lado de una pared helada, en cada resalte pudiendo destrozar nuestros tobillos o rodillas, es muy arriesgado. La aparatosidad de las caídas puede tener consecuencias graves más allá de golpearse con el suelo.

En el caso de nuestro accidentado, como ya bien dice en su reflexión postaccidente, hay un sentimiento inicial de querencia que influye en la decisión de elegir una u otra, cascada a la hora de empezar su actividad.

Esta es, querer hacer una cascada más acorde a su nivel antes de perder la oportunidad, donde pueda demostrar su mejora de nivel coincidiendo con el fin de una muy buena temporada de hielo en el centro de la Península, el último fin de semana de febrero.

Aunque lo prudente, y que sus compañeros le instaron, era hacer una vía más sencilla para calentar, para acomodarse a las condiciones de hielo algo precario y activarse muscularmente, decide hacer la vía más difícil, porque sabe que si no la hace en ese momento puede perder la oportunidad a posteriori porque ya estaba dándole el sol en la parte más alta. Es decir, ahora o nunca, buena estrategia siempre que te salga bien.

El ego o vanidad, como el propio accidentado relata en su reflexión, influyen sobre la parte más racional, el deseo se impone sobre la lógica, y la decisión queda predeterminada por lo deseado más que por lo más adecuado.

También el sesgo de escasez, en este caso, influye de forma dramática en su toma de decisiones. El hecho de hacer un viaje largo que implique alto coste en dinero y tiempo libre de nuestro trabajo, condiciona nuestras decisiones.

Saber que pronto será padre y que las oportunidades de salir de casa no serán tan fáciles, junto a la certeza de que las buenas temporadas de hielo en la península ibérica, suelen ser pocas y muy cortas, y más aún en la zona centro, nos tomamos la escalada en hielo como una oportunidad poco frecuente y que hay que aprovechar al máximo.

Esto no es buen caldo para una gestión del riesgo real, ya que la idea de escasez del hecho, en nuestro subconsciente, hace que percibamos menos riesgo del real y/o que estemos dispuestos a asumir más riesgo del que deberíamos, o es adecuado para nuestra situación en ese momento.

Ego y sesgo de escasez son un cóctel explosivo que dan prioridad al deseo (emoción) sobre lo prudente (razonable).

Ahondando más en el análisis, y yendo a la circunstancia de que el brazo se quede trabado en la caída ente la cinta antipérdida y la pared helada, que produjo la luxación del hombro. Desde el punto de vista del análisis estadístico debemos decir que es un hecho circunstancial negativo, lo que en el argot popular se define como buena o mala suerte, y siendo racionales hay que conocer los pros y contras de llevar cintas extensibles antipérdida o no llevalas.

Si las llevamos, puede darse el atrapamiento y luxación del hombro, algo raro pero como estamos viendo puede pasar, aunque este hecho es menos frecuente desde que no se utiliza la dragonera ceñida a la muñeca.

Pero, también hay que sopesar las consecuencias de la pérdida de un piolet en una caída o por descuido, lo que supone de por sí el abandono de la vía.

Cada uno debe valorar los pros y contras del uso de un material u otro, informándose y analizando las consecuencias de usarlo o no usarlo adaptado a la actividad a abordar. Un caso tan aislado no puede definir el uso o no de la cinta extensible antipérdida, deberíamos tener más casos contrastados.

Quizás la decisión de no llevarlas en vías de un largo donde existe la posibilidad de descolgar al suelo al escalador en caso de pérdida de un piolet, y su caída no pueda golpear a otros escaladores, pueda valernos, pero, por el contrario, perder un piolet en vías de varios largos de hielo y alpinas no es una opción para plantearse, por lo que asegurarse su “no” perdida es cuestión de vida o muerte en algunos casos.

Tampoco queremos remarcar un punto importante y que el accidentado deja patente, algo que debemos tener en cuenta en nuestras decisiones, sobre todo en la valoración del riesgo que estamos dispuestos, o debemos, asumir.

El riesgo asumible, lejos de los que pensamos, es variable y depende de cuestiones personales físicas-técnicas-psicológicas del momento, del terreno, del equipamiento, de la meteo,pero también de factores de responsabilidad con los que nos rodean, en este caso nuestro accidentado se da cuenta de que tenía que haber valorado su circunstancia familiar a la hora de asumir su reto.

No queremos plantear la renuncia de nadie a sus retos y logros basados en una responsabilidad social malentendida, ya que el riesgo es parte de la vida y la incertidumbre nos acompañará siempre, pero sí que es de resaltar lo importante que este factor, la responsabilidad social, debe formar parte en nuestra balanza de la medida del riesgo a asumir.

Por último y sobre la actuación de primeros auxilios, decir que no es pertinente dar medicamentos analgésicos por mucho dolor que tenga el herido hasta que sea auscultado por sanitario. Cuando se trata de traumatismos, lo mejor para remitir el dolor es inmovilizar, sobre todo cuando la atención sanitaria del rescate es rápida como este caso.

Y apuntar que en escenarios con temperaturas bajo cero como el que rodeaba el accidente es necesario prevenir la hipotermia lo antes posible, antes de que el paciente se queje de frío. El accidentado en los primeros momentos, debido a la generación de adrenalina, no suele tener frío, por esto hay que estar muy atento y prevenir la hipotermia antes de que tenga frío.

Accidente en escalada en hielo en el Circo de Becedas (Sierra de Béjar).
Accidente en escalada en hielo en el Circo de Becedas (Sierra de Béjar).

– Comité de Seguridad de la FEDME

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